Los hornos de Hitler

     LOS HORNOS DE HITLER POR OLGA LENGYEL

 

OLGA LENGYEL

Olga Lengyel (19 de octubre de 1908– 15 de abril de 2001), fue una escritora y enfermera húngara, nacida el año 1908 y fallecida en Estados Unidos el año 2001.

Lengyel nació en Rumania, en una región dominada por Hungría. En tiempos de la Segunda Guerra Mundial estudió enfermería y fue esposa del doctor Miklos Lengyel, a quien asistía en su hospital de Cluj-Napoca antes de ser deportados a Auschwitz en 1944 donde a su llegada perecieron sus padres e hijos, su esposo murió después poco antes de su liberación.

Lengyel fue la única superviviente de su familia y escribió sus vivencias en su libro Five Chimneys (Los Hornos de Hitler, en la edición española), que se publicó en 1947. Su vida posterior al Holocausto fue dedicada a mantener la memoria de los hombres, mujeres y niños que murieron como resultado de la Segunda Guerra Mundial.

 

Genero literario
El libro “Los hornos de Hitler” de Olga Lengyel se define como un genero épico ya que el género épico es aquel que presenta hechos legendarios o ficticios de forma objetiva, desarrollados en un espacio y tiempo determinados. El autor de este género literario suele expresarse por medio de la narración, aunque también puede incluir la descripción y el diálogo.
Olga narra los acontecimientos que ella tuvo que pasar desde que fue deportada y los varios trabajos que tuvo que hacer en los campos de concentración hasta el último día en el que tuvo que permanecer ahí.
Este género se narra en hechos verídicos en tiempo pasado mientras que el narrador no siempre aparece. Esto lo diferencia del género lírico, donde el narrador está siempre presente, y del género dramático, donde desaparece por completo.

Personajes
Olga Lengyel: Autora de “los Hornos de Hitler”, fue una escritora y enfermera húngara.  Prisionera judía en el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau. Lengyel pudo salvarse de las cámaras de gas posiblemente por la acción misma de Dios o de algún ángel guardián, debido a la extrema crueldad de los nazis. Trabajó en la enfermería del campo, y colaboró en la rebelión que destruyó unos de los hornos crematorios.
Miklos Lengyel: marido de Olga Lengyel, era director de su propio hospital, el Sanatorio del Doctor Lengyel, establecimiento que construyeron en 1938. Cursó sus estudios en Berlín, donde consagró mucho tiempo a clínicas de caridad. Se había especializado en cirugía general y ginecología.
Irma Gresse: fue una supervisora de prisioneros en los campos de concentración de Auschwitz-Birkenau, Bergen-Belsen y Ravensbrück durante la Segunda Guerra Mundial. Apodada "la bestia bella”, “La Cancerbera", "el ángel de la muerte".
Josep Kramer: fue un oficial de la SS nazi, comandante del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau y posteriormente del de Bergen-Belsen, participó en el Holocausto judío durante la Segunda Guerra Mundial.
Profesor Elfer Aladar: famoso internista, dedicado al estudio e investigación del cáncer. Padrino de Olga.
Josef Mengele: fue un médico, antropólogo y criminal de guerra nazi, especialmente reconocido por sus experimentos con detenidos en el campo de concentración y exterminio de Auschwitz, Polonia.
Fritz Klein: fue un médico nazi y oficial de las SS que participó activamente en el Holocausto durante la Segunda Guerra Mundial.

 
    




Trama

A principios de 1944, dos terceras partes de Europa, pertenecían al Tercer Reich. Es decir, al imperio que según Hitler, está destinado a cumplir mil años. La acción sucede en la ciudad de Klausenburg o Clud como comúnmente se conocía a la antigua capital de Transilvania. En ella un matrimonio de doctores: Miclos y Olga Lengyel contaban con su propio hospital, producto del esfuerzo el trabajo y la dedicación del esposo. Su familia constaba de dos hijos: Thomás y Arved, los padres de la autora y su padrino.                                                                            
El doctor Lengyel fue traicionado por un medico a su servicio, quién había visto su nombre en la lista de sospechosos del régimen. Denunció al doctor y extorsiona a su esposa para que firme unos documentos dónde se especifica que les vendió el hospital y su casa. Olga Lengyel ante el miedo de perder a su marido los firma. Miclos será deportado a Alemania, Olga trata en vano de salvarlo, sabe que pude reunirse con él, pero no sabe que hacer con sus padres e hijos. Un oficial alemán le dice que pude llevarlos a todos si quiere y que está por salir un tren rumbo a la misma dirección. Olga, Miclos, sus hijos y abuelos llegaron a la estación de ferrocarriles y en vagones aptos para ocho caballos, se amontonaban a 96 personas por vagón. Partieron con rumbo desconocido. Las puertas se abrieron hasta que se llegó al destino y si querían agua o comida debían darle sus objetos más preciados a los alemanes a cambio de algo miserable de “comida”.
Los médicos fueron separados así como los hombres de un lado, las mujeres de otro y niños y ancianos mandados al lado izquierdo donde sería nada más que su camino a la muerte. Unas ambulancias llegaban supuestamente para llevarse a los enfermos cuando realmente eran llevados a los crematorios.
Las mujeres fueron obligadas a desnudarse y posteriormente las raparon, cualquier cosa que no obedecieran a los alemanes tenía como pena un golpe en los genitales o en la cabeza.
Olga se encontraba en el campo de concentración de Birkenau, a ocho kilómetros de otro conocido como Auschwitz. Un edificio de rojo ladrillo que guardaba el extraño olor dulzón llamó la atención de Olga; se le dijo que era una panadería.
 Pronto todo se descubrió. Birkenau era la última parada de los demás campos de concentración que sólo eran de trabajos forzosos. Birkenau era un campo de exterminio donde las cámaras de gas y los hornos crematorios, simplemente, no dejaban de funcionar. La barraca 26 era una especie de establo donde se encontraban unos camastros llamados “koias”  y dormían de 16 a 20 personas. Las barracas recorrían todo el campo y eran alumbradas por las noches con fuertes reflectores.
Después de dos días que llevaban en el campo recibieron su primer comida una bebida que llamaba café y otras veces les daban té y a mediodía, una sopa de olor repugnante, y por la noche un trozo de pan con una cucharada de margarina. Días después Olga se encuentra con su esposo, este le pide un poco de veneno que ella había llevado de contrabando pero se arrepiente, ambos se quedaron sorprendidos de cómo habían quedado físicamente eran unos cuerpos esqueléticos rapados con muy poca fuerza, minutos después de su encuentro fueron separados por soldados alemanes de una manera muy brutal. Al día siguiente, los hombres fueron removidos del campo.
Todos los días había dos llamados a lista; una al amanecer y otra a las tres de la tarde no importaba si hacía demasiado o calor o demasiado frío todas las mujeres deberían estar formadas en esa selección que las llevaría con destino a la muerte. Las selecciones eran hechas por el doctor Mengele, el doctor Klein, Irma Griese y otros altos oficiales Nazis.
Las barracas eran retretes o lavabos, alguna se destinaba a guardar los alimentos, otra administraba y alojaban a las reclusas. Había una jefa por cada barraca, Blocovas mismas que gozaban de privilegios como alimentos, ropa, y de escoger esclavas entre las reclusas. Las mujeres peleaban entre sí, pues el robo o también llamado “organización”  era la única manera de supervivencia. Se robaba la ropa por  muy fea o descuidada que fuera, pero aún así eso era tener lujos a comparación de otras que solo tenían una camiseta y pantalones rasgados. Se robaban la poca comida que les daban para ser utilizadas en el mercado negro.
Olga conoció a un joven polaco que sonreía a pesar del descarnado espectáculo que a diario tenía que presenciar. Llevaba cuatro años en campos de concentración y según recuerda la autora, “era la única voz que tenía sonidos humanos”. Inician una amistad. Tadek invita un día a Olga a salir de la barraca y la invita con otros reclusos a comer una papa de verdad como ella menciona.
El mercado negro era un lugar donde había pocos hombres quienes pedían tener relaciones sexuales con las mujeres del campo a cambio de pan, margarina o patatas. Olga nos cuenta que una vez tenía días sin probar bocado y decidió entrar, ahí veía a hombres y mujeres teniendo relaciones pues esa era la regla del mercado negro. Ella se encuentra con un viejo quien tenia una papa pero por escases de dientes no podía tragársela, el se la da a Olga pero la papa es arrebatada por otra mujer quien era a quien el viejo le daba su comida.
Luego de unas semanas, Olga Lengyel era un esqueleto viviente, víctima de calenturas y ataques de tos. Un día ella fue seleccionada junto con otras a la cámara de gas. Olga le ofrece a Magda, una de sus amigas, que tienen que huir aunque ella se resistió. En un descuido de los guardias, Olga escapó y llegó a otra barraca, cambia su ropa para no ser conocida hasta que llega a su barraca. La blocova de su zona reconoció a Olga y le pidió sus botas a cambio de no decir nada trato que Olga aceptó.
Un día se anuncia que se pondría una enfermería en la barraca quince. Una semana después se instaló un hospital. Olga es nombrada parte del personal y se muda a la enfermería donde mejora relativamente su estancia pues compartía su “habitación” con mas pocas mujeres y había un poco más de higiene. La hora de despertar era a las 4 de la mañana y había consultas hasta que se hacía de noche.
Era demasiada la escases de agua y medicinas en el “hospital” que era casi imposible atender de una manera correcta a todas las enfermas, pues no podían siquiera lavar los instrumentos con los que se hacían las operaciones, debían tener demasiada suerte porque a veces entraban con una enfermedad y salían infectadas de otras tres.
Aunque el campo era básicamente de mujeres, había algunos internos hombres. Un francés, denominado por la autora como L, llegó a convertirse en un visitante asiduo a la enfermería. Además de su presencia simpática y graciosa, L traía noticias sobre el frente de guerra las cuales hacían crecer un poco la esperanza de las reclusas. En 1941 se instalaron cuatro crematorios. Judíos y cristianos eran enviados por igual al crematorio. Fue a partir de 1943 cuando se reservó “la solución final” exclusivamente al europeo que practicara la religión judía y a los gitanos. Dos crematorios eran enormes y consumían una cantidad extraordinaria de cadáveres en poco tiempo. Al día aproximadamente 24 mil cadáveres eran reducidos al polvo.
 Diariamente llegaban dos o tres trenes cada uno con treinta o cincuenta vagones repletos de judíos, enemigos políticos, criminales, prisioneros de guerra y civiles. Todos llegaban con falsas promesas y siempre era el mismo rito: izquierda cámara de gas y derecha, detención temporal en Auschwitz.
“Canadá”  era el lugar donde se guardaban los objetos valiosos que habían sido quitados a todo el que llegaba a los campos de concentración, adentro se encontraba desde vino, juguetes de niños, mucha ropa y ahí ser trabajador o tener algún contacto con Canadá era un privilegio muy  grande pues había un mercado negro en el interior.
 Olga aunque fuese enfermera no se salvaba de otros trabajos como la carga de cadáveres que consistía en trasladar los cuerpos desde la enfermería al pozo de cadáveres y a menudo nos dice la autora sus pacientes al cabo de día eran los cadáveres que ella debía cargar.
Olga también se dio cuenta que hacían experimentos con las mujeres, pues en la comida que les daban era espolvoreado una sustancia que hacia que no menstruaran más.
El doctor Fritz Klein, quién había seleccionado a Olga Lengyel como enfermera, era un alto oficial que se encargaba, junto con Irma Griese y otros oficiales de las selecciones a las cámaras de la muerte. Irma Griese según la autora era una mujer de extrema belleza que gustaba de caminar frente a las reclusas moviendo sus caderas y presumiendo sus perfumes. Su crueldad era notable- Por su parte, el doctor Klein llegaba a tener pruebas, sino de bondad, por lo menos de humanidad pues había “deseleccionado” a varias reclusas que sólo esperaban el momento para partir a la cámara de gas. En ocasión el doctor Klein llamo a la doctora Lengyel para entregarle una bolsa de medicinas, la doctora al desobedecer a Irma se dio bien merecido unos latigazos.
Otro trabajo horrible que debía hacer Olga era de que al momento que una mujer tenía un bebe debería decir que el bebe había nacido muerte y pues así la mamá era salvada de ser llevada a las cámaras de gas, pues los soldados alemanes dieron la orden de que si el bebe nacía o pertenecía vivo la mamá junto con el serían mandados a las cámaras de gas.
Olga fue tatuada con el número 25, 413. Un sin fin de signos se escondían bajo los tatuajes. Se marcaba la nacionalidad, el crimen, la religión, su carácter de condenado a muerte etc.
La práctica de cualquier religión estaba prohibida en los campos, los religiosos eran los más humillados por los soldados.
Tadek, intento en vano fugarse. Su castigo fue, por supuesto, su vida. La seguridad en los campos era muy difícil de pasar pues estaba compuesta por una alambrada de púas que estaba electrificada, había perros entrenados, y la sirena sonaba permanentemente.
Olga fue infectada varias veces por sarna, por suerte logró escapar de esta enfermedad.
La autora nos cuenta que en una ocasión a todos los dejaron sentarse en el suelo de concentración mientras un grupo tocaba música de jazz, dejaron relajar a todos y ella logró deducir que estaban siendo grabados para mentir al mundo de fuera de cómo eran tratados.
En octubre de 1944, un crematorio explotó. Un esclavo de las cámaras logró introducir algunas bombas caseras. Sabía que a lo mucho tenía tres meses de vida, pues su trabajo consistía en retirar los cuerpos de la cámara de gas y sólo permanecían algunos meses desempeñando esa labor. Decidió dedicar sus últimos días a destruir la cámara infernal. Algunos reos aprovecharon la confusión y lograron fugarse.
Un francés llego un día con Olga y le dio la noticia de que Paris había sido liberado, la noticia se corrió rápido dando fe y esperanza a todas las mujeres que seguían habitando el campo.
Olga no perdió la esperanza de volver a ver a su marido y luego de algunas pesquisas, dio con su paradero. Logró enviarle una nota dónde le avisaba que iba en su encuentro. Olga viajo al encuentro de Miclos. Se dieron ánimos y se despidieron discretamente, pues Olga viajaba de incógnito. Fue la última vez que la autora vio al doctor Miclos Lengyel. Nos dice que Miclos se detiene a ayudar a una persona desfalleciendo y en el intento de ayudarlo fueron acribillados por un soldado Nazi.
El 17 de enero de 1945 hubo un desalojo en Birkenau. Olga salió de Birkenau con vida. Olga intuye que tiene que escapar. Pasó la noche y logró escapar. Llegó a una iglesia y es alojada por un hombre y su familia. Las patrullas alemanas continuaban su patrullaje. Olga se encontraba en Polonia y fue de nuevo descubierta por los alemanes. Nuevamente logra escapar pues el caos reinaba en el ambiente.
Olga Lengyel cierra con la reflexión sobre la crueldad que se encierra en el hombre. Ante tantos horrores que presenció, llegó a dudar de la parte benévola. Algunas personas que conoció durante su estadía, la enseñaron a mantener la moral, la fe y la esperanza en alto. A todos ellos y a las víctimas de los campos de concentración dedica sus memorias.

Glosario
Aussenkommando: Internos que trabajaban fuera del campo.
Blocova: Jefe de barraca o bloque.
Canadá: Almacén donde se recogían los artículos quitados a los deportados para ser enviados a Alemania.
Esskommando: los que transportaban la comida.
Kapo: Jefe de comando
Musulmán: Esqueleto viviente
Schtzhaeftling: prisioneros protegidos.
Vertreterin: Asistente de la blocova.















Conclusión
En mi opinión este libro me ha gustado mucho, pues me di cuenta y aprendí mucho de la realidad que pasó durante la segunda guerra mundial. Es un libro muy fuerte pero si lo lees con ganas y con la intención de aprender de el te encantará mucho, pues es muy interesante y la autora lo narra una manera en la que te sorprendes demasiado, se te pone la piel de gallina y quieres saber más sobre ello.
Se me hacen muy trágicas las cosas que tuvo que pasar Olga Lengyel durante el transcurso que estuvo en los campos de concentración, ella se demostró como una mujer muy fuerte y con carácter que puede soportar cualquier cosa.
Este libro me ha enseñado muchas cosas que me motivan a seguir aprendiendo de este tema, pues realmente es muy interesante.
Realmente me hubiera gustado conocer a esta mujer, y mantener una platica con ella acerca de ellos, pues debió tener mucha valentía para tener que soportar todos los trabajos y los maltratos por parte de los soldados alemanes, así como la sencillez de ayudar a todas aquellas mujeres enfermas aunque ella posiblemente estaría en condiciones peores.
Espero que mucha gente lea este libro y que nada de lo que ocurrió en el pasado vuelva a suceder en un tiempo no muy lejano.
 

Andrea Montalvo Luna.


 



 

1 comentario:

  1. Hola. Estoy leyendo el libro. Por alguna extraña razón me he intersado en el tema de la segunda guerra mundial. cada que voy escarbando en nuevas batallas me encuentro con bibliografía, muchas historias escalofriantes. Lo que llevo del libro me llena de horror, pero no tanto como el que debieron expermientar quienes estuvieron en todos los campos de concentración, sin duda un horror mucho mas fuerte que el que experimenta el lector.

    Execlente tu reseña. Muchas gracias por compartirla.

    Saludos.

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